A LA COLA DEL VIENTO YACE MI AMOR

A LA COLA DE VIENTO YACE MI AMOR

Fugitivo y melancólico yace entre las moléculas de viento,
un amor filibustero , que se convierte en cometa, ahí, en lo profundo del cielo se debate en su te quiero, jugando con la luz de las estrellas, y los anacronismos del tiempo, vaivenes pendulares y jirones de su alma solariega, sin otros mayores pilares que lo sustenten y lo sostenga, sino la calidad de sus sueños.

Un enlace conductor me ata y otro me desata de la
Vulnerabilidad perenne de ti.
Su frecuencia sibilina solo vibra en la armonía de mi alma,
si tu alma cantarina se deja de arrogancias, y se anexa a esta danza, de pureza incandescente sublimándose en el verbo de la esencia de tu alma, exhalando el aroma que al cabo llevas dentro.

Es la esencia diamantina, el anhelo, y el dolor de los sentidos, la pureza que cautiva y te forja los adentros, las pinceladas de colores que nos pintan y dibujan nuestras formas, la materia volátil e inconsútil que llevamos en la arritmia de la sangre, nuestra naturaleza plena que nos dice quien somos y que tenemos en nuestros sentidos, fantasmas que corroen y devoran la capacidad intelectual, poniéndonos en momentos la piel de gallina, espíritus lacerantes que nos guían, nos enseña los atajos, los caminos, los anhelos y el amor, nos hacen vibrar, nos llena y nos sustenta por dentro, el vació en el hueco del amado, que se queda insatisfecho esperando la respuesta sustanciosa del anhelo de otro ser.

Es la llama de la vida que iluminan nuestros huecos ensombrecidos, llenándolos de luz y de cohesión, es la
elíptica y fugitiva esencia, donde el amor es tan solo amor,
y se encuentra desnudo, sin caretas ni disfraces ni temor.

Solo en esa armónica frecuencia del sentido y la razón, mi corazón late al unísono, se hace en eco con el tuyo, sin escrúpulos sin rencor, son hermanos de un mismo ritmo, son secuencias del mismo son, engranajes que concuerdan en la misma maquinaria, fundamentos de cohesión que hacen de fusión con el amor, sentimiento pleno de emotividad divina,
Que fulguran en el seno, de la unión de los amantes.

Cuando el malabarismo se rompe, y al tiempo la carne se aja, el sincronismo salta, y se escuda en vestiduras, y de buena benevolencia con armadura se arma, la carne reclama apariencia, y el pensamiento se vuelve distante, global envolvente en esta sociedad de consumo.

El señor de nuestra casa se harta de placeres, y lapida la paz de los amantes, se rompe la entelequia la empatía sustentaría del alma.
Donde cada igual con su igual, y se pesa en la balanza el privilegio social el dinero y la edad, la materia llama al instinto subjetivo carnal , pues no dejamos de ser hombres , animales racionales.
Y a todo aquel le habita en su adentro su demonio y su ángel.

Entonces el malabarista de sueños , el alocado ilusionista el artesano de la pluma y el verso , el soñador que solo se sustenta de las estrella de la luna y el sol, y de su idílico amor platónico, el buscador de los tesoros del alma, el asceta labriego de emociones, el incauto poeta lacónico, el irreverente inquilino social, se jacta de estar fuera del rebaño, y no ser una mala oveja negra.

Damas y caballeros, el telón se alza y se presenta a un mago de los sueños, un ilusionista de chistea, nada por aquí, nada por haya, el soplo de los deseos, las palabras mágicas, abra cadabra y ya esta.
El príncipe maravilloso que encanta a la dulce princesa, un prodigioso ejemplar de las fabulas de pan y pimiento, marioneta y arlequín del soñador embaucador de cuenta cuentos, todo es tan sencillo como eso , un arte narrativo y poético, la fantasía puesta al servicio de los sentidos,
donde el cazador mata al lobo, el príncipe encantado devuelve la vida a la bella durmiente, y todos se casan, comen perdices y fueron felices.

¿Tú crees eso?