lunes, 6 de diciembre de 2010

PERFIDIA


Perfidia

De añil y argento se reviste el cielo
en las cimas de las montañas,
el horizonte granado
perfila la sierra desmembrada.

De apoco,
la tierra bosteza en las sombras,
y unas culebrinas de luz incandescente
tintinean en la distancia,
nos cuentan de los pueblos
que se pierden en la promiscua noche.

El cielo se lamenta
circundando los barrancos y montes,
truena y relampaguea, destellando la ciudad,
gime placido sin consuelo
mojando todo debajo del firmamento.

En los cristales me escribe
con su tosca ortografía de lagrima
y el vaho se empeña
en deshacer su mensaje de agua.

En las catacumbas del silencio
se desfloran las palabras
se lidian las ondas fónicas
que salieron de las gargantas.

La encrucijada del alma
se desliña de sus renglones
y solo en las sabanas cautas
se pliegan los corazones.

Mirándose el esqueleto
no se encuentran razones,
que con tanta cal y hueso
me lleno de tribulaciones.

En el que hacer diario
la armadura protege del extraño
mientras que dentro del yelmo
el pensamiento se oxida despacio.

Mistura para mi sangre
de rojo y verde veneno,
que andan sobre mis venas
caprichos de amor y duelo.

Fantasmas de luz que flotan
sin ánimo de realidades
orquídeas de unos ojos rotos
en campos de soledades.

El viento me silba una nana,
le acompaña el redoble del agua,
y yo cansado en la cama,
cerrare los ojos hasta mañana.