Mujer de amplias caderas,
y de exuberantes redondeces,
mujer de sal y agua marina,
no te quedes en la fuente,
y se torrente, caudal y rio,
regando todo a tu paso,
inundándolo todo,
de tu agua fresca de
frondosa vida,
mueve el molino a tu paso,
que giren sus aspas de harina,
llévate los fracasos y los desengaños,
que un mar te espera,
sediento de tus aguas circulares.
Se mar y horizonte,
que cuando yo pueda,
coloreare tu sino de azahar,
en el bramante hilo de mi cometa.
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