jueves, 29 de mayo de 2008

NUNCA ESTUVE EN PARIS


Nunca estuve en Paris


Nunca estuve en Paris,
Pero sus cielos codician,
El aire que ella suspira
La noche calida y bella
Que estuvo más cerca de mí.

Fueron sus cielos nocturnos,
Y su noche estrellada,
Su Luna de ágape blanca,
Quien me entrego su pasión.

Ella cuenta una historia,
Que en una noche moruna
En un susurro de luna
De la ciudad del amor.

Con una paz sosegada
Y una mirada encantada
Su alma se desbordaba
Mientras miraba al lucero.

Aquella noche, Te acuerdas.
El ardor te rebosaba,
Y dos lágrimas brotaron
Todas llenas de pasión.

Mientras la emoción te envolvía,
Y tu alma se elevaba
Para unirse al instante
Con tu amado y con Dios.

Yo sin embargo sentía
En otra tierra lejana,
Una inquietud en el alma
Un suspiro de amor.

Al cielo al instante
Dirigí la mirada.
Buscando una estrella
Distante lejana.

La noche estaba cerrada,
Solo vi.,
A unos ojos brumosos
En la pálida luz
De la luna hechizada.

Dos perlas de esmeralda
De sus verdes cáliz brotaban,
Dos lágrimas que a sus parpados endulzaban,
En sentimientos puros de amor.

Ere la luz de la luna
Paciendo su blanco reflejo
Sobre los ojos amantes
De dos que se aman.

Era instante preciso
El encuentro perfecto
De la unión de dos almas
Que se quieren y aman
Y se encuentran con Dios

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