COLOR SEPIA
Color Sepia
Busco en tu cuerpo, las huellas de mis manos , las pinceladas de los dedos que juntos dibujamos, las gotas de lluvia que al viento acariciamos, las palabras de amor que entre risas musitamos, los besos torneados que rodaron de nuestras bocas.
Caricias del ayer que el tiempo eclipso en el espacio. Busco y no sé que encontrar, en este constante galopar, mis pensamientos se funden en una canción, en un compás, como péndulo itinerante, de días de meses de años, y no sé donde llegar.
Parecen notas o susurros melancólicos, hojas ajadas que se llevo el otoño y se difuminan en el tiempo, en el crepúsculo existencial, hasta desaparecer en un absurdo, en una conversación de palabras elípticas , o metáforas sin sentido, en una ecuación sin incógnitas.
Pero en lo profundo de mi corazón todavía me siento nostálgico, y me gustaría moverme en un ambiente de plenilunio, hechizado por tu sonrisa, y la cadencia de tu voz, y en aquel oleaje de sentimientos que encendían mi alma en destellos solidificados de armonías, en cadencias de soledad entre mi yo y mi ego, que solo tu y mi necesidad de amarte.
Ruborizan los latidos ensordecidos de este viejo corazón.
Quisiera fundirme en un tiempo, donde no predomine el ayer ni el mañana, si no el hoy.
Donde nuestros cuerpos reflejen sombras, y los rostros cambien de una posición de limpieza, a un estado de éxtasis.
Los sugerentes gestos de mirada y lamento se difuminen en los espacios etéreos, como el humo vaporoso que se pierde en el firmamento.
Los miembros se desprendan, de arrogancias, de instintos salvajes y funestos ,y se hagan notar y fluyan, en brisas matinales de azul, y espuma.
Que la rosa de los vientos acrisole nuestras voces, y el eco, repita nuestros nombres.
Donde sea todo causa de percepción y oído, y no existan palabras, sino cielo luna y estrellas.
Y al mirarte encuentre satisfacción y orgullo de tenerte a mi la lado, compañera circunscrita a mi noche caprichosa , complemento de las horas sórdidas a mí existencia.
Donde no exista la imaginación, y todo el ambiente sea lo real lo verdadero lo autentico, la nitidez de tu alma con la mía, la eclosión del sentimiento, agua cálida cristalina.
Donde sienta la fragancia de tu piel al rozarle con el tacto de las yemas de los dedos, donde fulgure tu pelo vaporoso y etéreo.
Busco.
Y no sé que buscar.
Ese jardín prohibido,
Que me sepa a piel de manzana.
Busco en tu cuerpo, las huellas de mis manos , las pinceladas de los dedos que juntos dibujamos, las gotas de lluvia que al viento acariciamos, las palabras de amor que entre risas musitamos, los besos torneados que rodaron de nuestras bocas.
Caricias del ayer que el tiempo eclipso en el espacio. Busco y no sé que encontrar, en este constante galopar, mis pensamientos se funden en una canción, en un compás, como péndulo itinerante, de días de meses de años, y no sé donde llegar.
Parecen notas o susurros melancólicos, hojas ajadas que se llevo el otoño y se difuminan en el tiempo, en el crepúsculo existencial, hasta desaparecer en un absurdo, en una conversación de palabras elípticas , o metáforas sin sentido, en una ecuación sin incógnitas.
Pero en lo profundo de mi corazón todavía me siento nostálgico, y me gustaría moverme en un ambiente de plenilunio, hechizado por tu sonrisa, y la cadencia de tu voz, y en aquel oleaje de sentimientos que encendían mi alma en destellos solidificados de armonías, en cadencias de soledad entre mi yo y mi ego, que solo tu y mi necesidad de amarte.
Ruborizan los latidos ensordecidos de este viejo corazón.
Quisiera fundirme en un tiempo, donde no predomine el ayer ni el mañana, si no el hoy.
Donde nuestros cuerpos reflejen sombras, y los rostros cambien de una posición de limpieza, a un estado de éxtasis.
Los sugerentes gestos de mirada y lamento se difuminen en los espacios etéreos, como el humo vaporoso que se pierde en el firmamento.
Los miembros se desprendan, de arrogancias, de instintos salvajes y funestos ,y se hagan notar y fluyan, en brisas matinales de azul, y espuma.
Que la rosa de los vientos acrisole nuestras voces, y el eco, repita nuestros nombres.
Donde sea todo causa de percepción y oído, y no existan palabras, sino cielo luna y estrellas.
Y al mirarte encuentre satisfacción y orgullo de tenerte a mi la lado, compañera circunscrita a mi noche caprichosa , complemento de las horas sórdidas a mí existencia.
Donde no exista la imaginación, y todo el ambiente sea lo real lo verdadero lo autentico, la nitidez de tu alma con la mía, la eclosión del sentimiento, agua cálida cristalina.
Donde sienta la fragancia de tu piel al rozarle con el tacto de las yemas de los dedos, donde fulgure tu pelo vaporoso y etéreo.
Busco.
Y no sé que buscar.
Ese jardín prohibido,
Que me sepa a piel de manzana.
3 comentarios:
Precioso...
Felicitaciones.
La vida es una continua búsqueda y casi nunca encontramos lo que buscamos.
A buen seguro que ese jardín guarda lo que buscas, sólo hay que saber buscarlo y una vez hallado, conservarlo.
Saludos
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