sábado, 18 de abril de 2009

Tiniebla


Tiniebla


En el cuerpo cárdeno
de la noche rabiosa
el azabache se aseda
en la mistura del cielo.

Sobrecogen sigilosas
el bullir de las estrellas
que menguan a la aparente luna
cociéndose entre ellas.

Piensa vaporosa mi amada
en la patina lúgubre de la aurora
e indaga gloriosa en lo alto
un alma que le haga compaña.

Se cierne un tupido velo
en las entrañas del ser
y busca una repuesta sincera
que le haga entender.

En la bóveda celeste una estrella errante
fulmino a unos ojos de menta
y el azabache se caramelizo en bolero
y el bolero se hizo poema.

Y rodo con un arpegio
a la orilla de la mar,
y el aire se sintió fecundo
se lleno de sortilegio.

Arribo sobre una gavia
de un velero mercantil
se desplomo hacia el trinquete
y espirito hacia la proa.

Y su cuerpo de éter balsámico
insuflo al corazón de la sirena
la bella capitana de madera
náyade del agua del mar.

Al instante cobro vida la sílfide
y aquel mascarón de proa
se hizo ante todo mujer
abrió unos lindos ojos felinos.

Fruto de una flor de naranjo,
un bolero y un fandango
y una estrella que en el cielo
devoraron unos ojos verdes.

Que tendrá el agua salada
en el horizonte infinito
que a las almas de la peña
las cauteriza y anima.

Las olas son un sedante
para las algas marinas
que como a una batería
las recarga y electriza.

Será que para las aves solitarias
que vuelan entre la espesura azulina,
por no encontrar un suelo,
juega entre las olas y el cielo
la luz y la brisa marina.

Albatros del desconsuelo
si ya no escuchas tú te quiero
libérate de tu duelo
cruzando el mar sin la sombra.

Y si quieres un apoyo
te presto mi mástil marinero
aunque mi barco postrero
solo sea de papel y de tinta.

1 comentario:

  1. Bello poema amigo, felicitaciones, pasa por mi blog a retirar tu premio.

    Besitos

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