miércoles, 31 de octubre de 2007

DE LO POCO QUE SE


De lo poco que se


Vaga mi corazón ligado a un eco,
que palpitando lejos
se me hace seco,
aunque sea un corazón de sirena
y el mar lo cubra de sangre y arena,
y el cielo crea que sea,
el corazón de las mareas.

Con generosa armonía
y azarosa ingenuidad,
la levedad del ser
levita y se agita,
en los avatares de las fantasías.

Transferido en el tormento
como un átomo viajero,
se eclipsa en las telarañas
cárnicas y causticas del lamento.

Crisalido corazón adherido
a la tela blanca
que guarda los resplandores del aura,
pendular en su existencia,
no se da cuenta
que se gripa y se hace viejo.

Los antiguos dogmas
caducaron de añejos,
la esperanza ya no es verde,
tiene un colt 45,
y detrás de sus ojos verdes
solo sacia sus instintos.

Donde se ha de ir uno
para pensar y soñar y ser libre,
y volar en felicidad sin trabas,
con que esencia sublime
que amortigua la paz del alma.

Rítmico e inquieto,
centellea onírico y pleno
este motor ensangrentado
con suaves latidos honestos
en la esperanza de un cuerpo.

De un amor ensombrecido,
despilfarrado, encarnecido,
lujuriosamente deseado.

Sensaciones que a mi boca
y a mi ser en mi provoca
las ansiedades de sus labios.

Arcos que en mis entrañas
se enredan a la maraña
hilvanando quejumbrosa
los caminos de mi alba.

Sentimientos de cariño,
andamiajes de marfil
como torres de rubí,
o esas lunas de Abril,
que circundan por sus pechos.

Al empeño que entre mece
y clarifica su sentimiento,
cuando la risa se despliega
y la entrega en oleadas.

Encendiéndose como hoguera
esa llama que devora
que aniquila tus pesares
y florecen en tu alma
los jazmines a millares.

Necesidad imperiosa
de tenerle junto a my
de ahogar su alma en mi seno
y anidar entre sus sueños.

Sumergirse en la fragancia.
profunda que amarga
y electriza y da patina
a las razones de tu credo.

Quejidos, suspiros,
baladas pasadas,
quizás no sea nada,
o el desenlace fatal.

De dos amigos que al soñar,
soñaban, en un pájaro
que puede volar
y se quedo sin alas.

Sol que licitas las mañanas
y en tus atardeceres de ágape
vuela el ave cenit
y la aterciopelada esperanza
tú navegas y trasiegas.

Los espacios infinitos y distantes
tú que iluminas el mundo
y en halos de luz y de fuego
nos acoges y nos calientas.

Sol que unas veces tan cerca
irradiando tú fuerza
y otras te escondes
en el desvarió de la conciencia.

Sol radiante, no te abrumes,
y pregunta, a los sentidos,
a las energías y las fuerzas.
¿Quien necesita más de tu luz?

¿Quien necesita más tu fuerza?
Si los prejuicios del mundo,
la gente que interpreta,
en el gran teatro del mundo,
la comedia de la farsa,
la tragedia y la tristeza.

Quitémonos ya la careta
por un poquito de amor,
que debajo del disfraz
solo hay carne de igual,
puede cambiar el color.

Y también un poco la edad,
es un segundo un instante,
no más, qué más da,
si al segundo después,
nadie se acordara,
el mundo girara y girara.

1 comentario:

  1. A veces el corazón se empeña en perseguir un eco y deja de oír las más bellas melodias. Pero el corazón es así...

    Un abrazo

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