DIALOGO ÍNTIMO
DIALOGO ÍNTIMO
El péndulo se pasea incontenible
En un vaivén inexorable,
Amartillando a cada paso un segundo,
Son las horas taciturnas,
Que la tarde quebranta.
La luz agoniza envolviendo de sombras
A la noche fría y calma,
Que va tejiendo su negro velo,
Como una mantilla española que se engalana,
De corales de luna y alfileres de nácar.
Los brillos invernales de la luna,
Que en este tiempo.
Se hace más opaca y blanca,
Más apacible y lánguida.
Bruna se hace la noche,
Caliza se vuelve el alma
Blanquea en su hermosura
Reflexionando en su horizonte y su alba.
Son las horas en que se desnuda
Quitándose los harapos del alma,
Desmaquillando la piel
Y dejando los abalorios del cuerpo.
Es un dialogo perfecto
Entre tu yo y tu ego,
Donde tu corazón y tu intelecto,
Puede que se pongan de acuerdo.
Lástima que este dialogo
Sea vencido por el sueño
Porque después del ensueño,
Se tiene solo la sensación,
Y poco recuerdo.
Sosegada la madrugada,
Vienen las primeras luces del alba
Y con ellas el bullicio de la vida
Y los trajines del día.
Y antes de salir de casa,
Nos acicalamos la cara,
Nos vestimos, nos tapamos,
Y tomamos los prejuicios, los temores.
Hasta que otro día de nostalgia,
Que nos toque otro estriptis del alma,
Como Eva y Adán
Que por sentirse desnudos
Fueron arrojados del paraíso.
Y es que siempre estuvo prohibido
Comer del árbol de la ciencia,
Del bien y del mal,
Quizás por ello,
Seamos el único mono vestido.
¿Tanto cuesta encontrarse por dentro?
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