jueves, 6 de diciembre de 2007

LA MIRADA INDISCRETA


La mirada indiscreta


Un pétalo blanco cae,
En el fondo del azul marino,
Lleva la renuncia de un te quiero,
La margarita se desoja en la inconsciencia,
Azarosas son las tribulaciones del destino.

El tiempo se declina en el espacio,
Y el vaivén del péndulo
Marca la pauta, segundo a segundo,
El corazón como un calco,
Secuencia sesenta impulsos por minuto.

Y desde aquel párvulo retrato,
Imagen hecha del desencanto,
Encabezada por la ilusión y la ternura,
Un carisma intrépido y salvaje,
Inundo el lugar,
¡Todo se detiene¡

Aquellos ojos trémulos,
De ángulos obtusos, poliédricos,
De mirada relevante,
Parecían hundirse,
En los abismos de la carne.
Traspasando molécula a molécula,
Como los rayos equis.

Al mismo tiempo
Eran ventanas diáfanas
Que irradiaban lo más profundo
De alma encarnecida,
Una melancolía quieta,
Un saporífero desdén
Y un sosiego aparente.

Con razón dicen
Que los ojos son los espejos del alma,
Y aquellos iris verde musgo
Navegantes en los confines del mundo.

Se sentía iracundos,
Con el corazón lleno,
Y las manos vacías,
Un manantial de agua viva,
Y la boca desquebrajada y seca.

En la mente toda la filantropía,
En el ego la inequidad seca,
En el corazón la lucha metamórfica,
En el espíritu la perfección aséptica.

Ansiedad de amor y sexo,
Para esculpir el barro de Adán
Con la metodología de Eros,
Ser la Helena de Troya
Un brillante para el pecho
O la Penélope que noche a noche,
Deshace lo hecho.

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