miércoles, 28 de noviembre de 2007

SARA LA MÁS SALADA



Compañera de aventura
aquí termina la misma senda,
ahora empieza una nueva singladura,
en este cruce de la vida,
la carretera se bifurca y estrecha,
yo andaré por otra vereda,
aunque este muy cerca de la tuya.


Voy buscando una estela,
que no encuentro en tu paraje,
la monotonía del rodaje,
y este andar de peregrino,
fue secando la garganta
y avinagrando
al buen vino.

Agrietando el corazón,
y sembrando el camino
de despropósitos y de espino,
remendando los zapatos,
y talando la añoranza,
de este juego que sin danza,
bailamos en el aire.


Fue bonito acompañarte
haciéndonos amigos,
compartiendo tantas cosas,
la madurez y el ingenio,
tu talante y mi cariño,
la poesía de siete versos,
y mis aceitunas sin hueso,
de este mar de verde olivo.

Siempre al final del camino,
rueda la balada de un tango,
de música y de charango
del agua salada que no espera,
de un barco sin vela que no navega,
y el mar, el profundo mar,
en su añil marino, se desespera.

Verso que compone al verso,
acento de tierra porteña,
rio que se cree un mar,
aire de guitarra flamenca,
lamentos que se lleva el aire,
Ojos de verde menta.

Recojo ya mis alforjas,
deseándote feliz paisaje,
y buen viaje,
siempre te recordare como amiga,
abeja labriega de mil melazas,
recolectando las colmenas
de miel un poco amarga.

Y es que mi alma, amiga,
necesita enamorarse,
sentir la huella de hembra,
y en sus pechos embriagarse,
beber de la párvula boca,
y entre los labios besarse
hacer un lecho de flores,
de amapola y pensamientos,
de fondo la voz del mar
y el jadeo del viento,
un trino de ruiseñores
y la luz el firmamento.


Sedosamente se atrapan
La piel y los sexos
se aúnan los amores
y se extasían los cuerpos,
sentir la caricia del aire,
cuando me diga, te quiero.


Voy buscando esa estela
difuminada en el aire
de olor a tierra mojada
y de raíz arraizada,
que no sea en la tórrida arena
del desierto de las vanidades.


Una mujer candela,
que encienda mi corazón,
que en este sutil camino,
alguien me congeló.

1 comentario:

  1. Ay amigo, que bello escrito dejas. Felicitaciones ante todo. Me encantó tu poema. Pero, como siempre hay un pero, una disyuntiva en el pensar, quizá.
    Te digo que quizá esa compañera y amiga de aventuras se cansó de recorrer tu misma senda, en la cual no hubo carreteras, ni veredas.
    Quizá su estela se apagó por tu irreal peregrinar, mientras tus deseos se secan junto a un solitario mar.
    No añores amigo los juegos que ni siquiera tuvieron danza. Son tan sólo eso, juegos y nada más.
    Quizá su madurez y su talante le hicieron ver más allá. El ingenio y el mal genio. Y de hecho busque en su tierra porteña, junto al río, ese río que no se cree mar, pero que sí se mezcla con él día a día. En el punto justo donde los colores apenas son el de la tierra y el gris de unas nubes, en donde el verde apenas asoma tímidamente, acallar la desilusión junto a un tango llorón. Y en su boca, esa miel amarga le deja el sabor real de que todo es ficción. Que necesita vivir la realidad.
    Quizá encuentres a esa alma, que de nuevo te enamore por Internet. Pero para sentir la huella de los olores, hay que olerlos; la embriaguez de unos pechos, hay que sentirlos, tocarlos; beberte el aliento de su boca, en un lecho de flores, hay que besar a esa boca realmente y así podrás tener todos tus sentidos despiertos.
    Mi querido amigo, cuando encuentres a esa enamorada, corre y lucha por ella, no te quedes tan sólo fantaseando o queriendo controlar su mundo detrás del monitor.
    No dejes que sean unos cuantos versos, o siete versos tu amor.
    Y perdón, pero te diré algo: Tú solo te congelaste: Por propia decisión. Nadie obliga a nada y como nobleza obliga quiero ser sincera así me cueste tu amistad.
    Cariños…Alenka

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