sábado, 18 de agosto de 2007

NOCTURNO


Nocturno

Como la abeja a la miel
peregrino soy
al anhelo de tu alma,
el placer es absorbente
beber de tan placida fuente
en los labios de la boca
que tu ser en mí provoca,
Se me hace infinita
La sed que en mi yo siento
Y soy como una ola
Que te ama y te desea.

Solo el aire me sostiene
Solo el verso me mantiene
La plañidera luna bizantina
Las amapolas blancas de Morfeo
La marea que se arrastra con la bruma
Como Ulises enhebrado en el madero
Oyendo clamores y cánticos de ondinas.

La alondra trajina,
Entre los azules cielos
de las marismas de plata
labora un nido de amor
Con nardos y alelí
Con menta y verde de albahaca.

El cielo se enerva
en un papiro teñido
De calidos versos,
y luz enhebrada
de luna del candido queso.

Se postra orgullosa
A los pies de la Alambra,
Esperando maitines de agua
Que el Darro le llene sus ansias.

Las horas traspasan
La abeja labriega curtida de amor
Trabaja su néctar melaza
Esencia de flor de romero
Y almíbar de almendro
Que entrelaza con cera de nácar
con sueños y pasiones del alma.

En el eje del molinio,
la rueda jira y jira
Se moltura entre el granito,
un cántico de esperanza
al trigo duro, piedra con piedra,
con el eco del río el agua
y en las manos del molinero
la harina blanca.

En las aspas del destino, el viento,
en el viento la bruma calida,
en la bruma, tu acento,
Sobre tu acento, la espiga gualda,
en la espiga, la morada de tu alma,
Y ahí vuelvo yo a beber
sobre las aguas que me sacian.


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