sábado, 8 de septiembre de 2007

LA VOZ DE LA ESQUIZOFRENIA


La voz de la esquizofrenia

Frenéticos besos que en el paladar se estampan,
volubles llamaradas de pasión en las bocas,
labios encontrados que culminan codicias,
caricias húmedas de íntimas salivas.

Quiero calcinarme en los arcos de mi amada
serpenteando lujuriosas las lenguas.
Que Cupido me lleve a sellar con ella el deseo
que me abrasa, me azota, me enloquece y me quema.

Sentir sus brazos, profundos en la placida noche serena,
como su alma se expande, me abarca y camina cociente mis incontinentes senderos.


Dibujarle caminos de besos,
caricias acarameladas y sensitivas
que modulen la armonía del deseo.

Vibrar en su tronco guirnalda una mágica nota
que envuelva la atmósfera sostenida en el aire,
y quieta, cimbrarla llena de quimeras y arpegios.

Filtrarme en ella, como la luz de la media tarde cuando traspasa la arboleda,
y mirarla, como el que contempla el paisaje
brumoso idílico de la última hora,
cuando el sol agónico, despidiendo el día galantea
dando las buenas noches a la luna.

Su alma, en armonía con la mía,
los cuerpos embriagados de sudores
traspirando en un eco resonante de suspiros
las emociones que componen una extraordinaria melodía.

Navegar, en las llanuras de su vientre.
escalar las colinas amorosas,
sentir la fragancias de sus pechos,
su abdomen, sus caderas,
y envolverse en su pelo
acariciando el deseo y el anhelo.

Sentir, en mi alma su presenciaamarrando la carne a mi boca
dándole todo mi sentir
para que entienda lo que en mí provoca.

Porque me faltan las palabras de la boca
para expresar sentimientos
con qué comparar mi locura,
con qué palabra decirle “te quiero”
si me parece sólo una gota
del profundo mar que yo siento.

Peregrina mi alma
por los caminos del cielo
para posarse en su hombro
besarle la boca
y decirle “te quiero”.

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