jueves, 8 de noviembre de 2007

COMO CASCARA DE NUEZ


Como cascara de nuez

En el mar de los sargazos
la calma chicha me contiene,
el viento impávido,
no mueve pluma ni hoja.

La mar aquieta sus aguas,
se adormecen y emperezan,
la blanca espuma
brilla por su ausencia.

El velero despliega toda su seda,
enarbola todo su trapo,
es ilusoria la fantasía
y la danza con el aire.

En las galernas del viento,
acicalado y venturoso,
un sordo corazón late
no quiere oír las plegarias
del tripulante de la nave.

Cae la tarde,
y el mar es una balsa de aceite,
el sol se mece, en la planicie acuosa,
mientras el implora,
a la rosa de los vientos,
que le sea venturosa.

Paga las gabelas a Nato,
en promesas que él se hace,
librando a las ataduras del aire,
y mil mariposas nacen,
revoloteando el espíritu de alguien.

Una gaviota planea en el viento
siguiendo la estela de un velero,
la vela se preña de una brisa sureña,
y mar se riza contento a la quilla del barco.

El rumbo prosigue,
a la espera del puerto
que se funde en el sueño,
al llenarse de aire.

Aire,
es lo que se ciñe a mis labios,
por intentarte besarte.

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