Tanto la quería
Tanto la quería
Que el amor le consumía
Una llama le incendiaba
Otra le abrasaba
Poco a poco el corazón,
Su pasión de enamorado
De un amor desesperado
Siempre algo enajenado
Hizo prenderse en flor.
Siendo perfume y aroma
Fragancia de beso en la boca
Néctar de miel y candor.
Pasión desatada de un hombre
Que funde sus arcos candentes
Sobre tu alma doliente.
Gotas de sangre y roció
Que besan tus labios desiertos
Granates, ardientes, helenos,
Florecidos de exótica mujer.
Se desprende de todo
Se hizo verso, onda y poema
Y vago su alma en pena
Sobre el sutil etéreo
Ya nada para el existió.
Tanto la quería
Que vació su cuerpo entero,
Y se hizo fugad, tenue, ligero,
Gravitando en los cielos,
Como pluma, como verso,
Como simple pensamiento,
Filibustero del aire.
Fusionándose en el viento
Y en forma de lamento
Musitando al oído
Su poema le contó.
Blanca flor de mi pasión
Armonía de mi sentimiento
Jardín y fuente de mi vida
Arroyuelo de mis días
Eres luz y sinfonía
Alegría y guía
De mi alma herida.
Tanto la quería
Que el amor le destruía
Solo pensaba en ella
En su fresa de pasión
En los sibilinos besos
Y el abrazo caluroso apasionado.
En su mirada tierna, radiante,
En la profundidad de su alma,
En los goces de su pecho,
En el ritmo sosegado y lento
De su noble corazón.
En un amor galopante
Que se acrisola con sexo
Fusión de alma y de cuerpo
Aleación de sentimientos
Que casi desfallecen de amor.
Se alza en pensamiento puro
Sublimizados en el cosmos
Con los hechizos del amor.
Tanto la quería
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