domingo, 30 de marzo de 2008

EL SAPITO Y LA ROSA


EL sapito y la rosa

La primavera con su exuberante belleza es la estación donde resucita y se despierta la tierra, y en cauces de luz y vida va transformándolo todo.

Sus tardes poco a poco van venciendo a las tinieblas, y el sol se detiene en su agonía pintando en los cielos crepúsculos teñidos de añil anaranjado, dejando paso a las magnificas noches de lunas plateadas de Abril o Mayo.
Hoy dando un paseo con un día esplendido, me acerque por el parque de las Velas, así lo llaman porque en invierno suele correr un airecillo travieso que iza el bello.

Deambulando por el parque me encontré con un viejo jardinero amigo mío, me conto una deliciosa historia, este hombre curtido por el sol y la tierra, dice que las flores tienen alma y entre ellas se hablan, también todos los habitantes de este parque, lo que pasa es que estamos tan ocupados y ensimismados en nuestros quehaceres diarios, que perdimos esta relación hace ya mucho tiempo con las plantas y con la tierra, pero él con los años y la observación y algún que otro cuchicheo que le conto un rosal herido, o un árbol mal trecho ha llegado a entenderlas y
comprenderlas.

En el fondo de una de sus calles, donde el sol acaricia la tierra y entre peñascos nace un arroyuelo, se despliega
Un frondoso jardín, rodeado de fuentes, chopos y sauces llorones cuidados con esmero, por los jardineros municipales,
Las rosas, los claveles, los geranios y las magnolias, salpican entre arbustos verdes, dando una sinfonía de aromas y colores.

Entre ellas, un magnifico rosal aterciopela a una flor de un talle esplendido, esta rosa roja, es un rubí entre el verde mente y ova que acaricia su follaje, una flor digna de estar a los pies de la Piedad de Miguel ángel.

Orgullosa la flor y sabiéndose hermosa, se sentía un poco desdichada, porque solo algún que otro jardinero y un sapito que siempre muy cerca de ella estaba la miraba al encontrarse un poquito apartada.
Todos los males de su desdicha al sapito culpaba.
_Que feo y estúpido eres, que haces aquí como un lelo,
Siempre contemplándome, eres soez y repulsivo con esa bocaza comiendo bichitos, así nadie se acercara a verme y contemplarme, mi exquisito talle, mis pétalos aterciopelados y mi aroma que enloquece, nadie hablara de mi, y mi belleza será efímera solo para este estúpido sapo.

Por favor vete de mi lado, que no soporto tu presencia, con ese croar, y esa piel granulada y verde, eres indigno de mi y de estar ante un ejemplar tan bonito y delicado, que abre hecho yo dios para merecer esto, por favor vete olvídate de
mi.

El sapito entristecido, no sabía que había sucedido, acaso no era el otra criatura de dios, por amor dejo a su rosa de pasión, y se marcho cerca de la fuente, a olvidar su triste pena.
Al cabo de unos días, una mariposa amiga le encontró en un charco de la fuente.

-Hola sapito, buenos días, me alegras de verte, que haces aquí que no estás al lado de tu amada rosa.

-Ella no me quiere y se mostro altiva y orgullosa, dice que soy un gran estorbo a su lado y aquí me vine junto a mis amigas las ranas.

-Pues yo que anduve por allí la encontré muy desmejorada,
no sé muy bien que le pasaba, pero estaba mustia y muy estropeada.
-Gracias mariposa por tu información eres una excelente amiga.
Y se fue el sapito dando saltitos muy preocupado, a ver a su amada rosa que tal estaba.
-Que te paso mi querida amiga, que no te encuentro muy bien, tú que querías ser la más atractiva y la reina del jardín.

-Ay sapito, que mal me encuentro, que desafortunada fui,
tuve mala suerte nada mas irte tu, las avispas, las hormigas, las mariquitas, las abejas, y esas condenadas orugas, todas querían algo de mí, se llevaron mi polen, mi fragancia y comieron de mis hojas y mis pétalos.

-Algo así me figuraba querida mía de mi pasión, este mundo es cruel e ingrato una guerra una rebelión, nadie da nada por nada a cambio, solo la pasión del amor, ingenua niña yo fui tu fiel guerrero el que siempre estuvo al pie de ti, montaba guardia de mañana a noche pocas veces me separaba de ti , y a cualquier intruso antes de que te molestara o te hiciese daño yo me lo comí.
Por eso querida mía siempre fuiste la más bonita la más hermosa la más tierna y delicada de este jardín.

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