LA TROCHA
La trocha
Atrapado en las mallas del deseo
Sucumbo al ánfora de tu cuerpo
Y hambriento de caricias y pasiones.
Me alimento de efervescentes sueños
Burbujas que en el aire se deshinchan
Y en el viento acicalan tu donaire.
Las sombras disidentes del amor
Enturbia lo imperfecto del sentido
Sustrayendo lo idílico del ser.
Porque no glorificarse
En lo carnal e instintivo,
Porque ruborizarse
En la exigua diferencia del sexo.
Yo ensalzo noblemente
La grandeza del amor,
Lo natural y intuitivo.
El sentido que equilibra la pasión,
El deseo de tenerte entre los brazos
De arrullar tu cuerpo al mío.
De acotar entre las manos
La silueta que te forma
Y te define diferente
A mi cuerpo de varón.
De seducir con la boca tus pezones
Cabalgando por tus senos
Y embriagar mi lengua ávida
En las fuentes del deseo.
De marcar en tu vientre mi cintura
Y sentir el vaivén de la cadera
Como se desgarra la hendidura.
Y la profundidad de tu cuenca
Sintiendo a la hermosura
Como invade a la fragancia
En los torrentes del aliento.
Tórrida la sangre altera
El flujo que recorre las entrañas,
La unión que encadena,
Hace florecer los sentidos.
Como se evapora la inocencia
Y crece la pareja,
Desterrando a los complejos.
Cortejo de los amantes
Que dulcemente se ensartan
Sintiéndose vaina y espada.
Alondra de las marismas
Púgil sutil bello y eterio
Mi alma desgrana encuentro.
En un sueño burbujeante
Cálido enamorado y tierno
Son pompas de jabón
Que hoy se lleva el céfiro
Al aire que te circunda,
Aunque tu como viento
Nunca querrás este aliento.
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