martes, 4 de noviembre de 2008

Pinsapo florido


Pinsapo florido

Crisantemo el cielo mora
sobre el añil bruñido,
el aire reposa,
en este cielo encendido.

Voy paseando por la vereda,
de árboles robustos y erguidos,
que habitan en la montaña
y llegan cerca de mi morada.

Y en la trocha del chaparral
junto a la higuera brava
donde el junco habita al lado de la caña,
en ese cortado fiero.

Allí en lo alto del viejo otero
desafiante al barranco y la peña,
solitario,
calado de luz acariciando el cielo.

Hay un pino joven,
grande verde y altivo,
sus ramas quieren,
tocar las estrellas.

Su copa sea vela
Se mece a los vientos,
silbando canciones
de amor a la luna.

En su tronco robusto
escala un rosal trepador,
se ensalza en sus ramas
buscando la señal del creador.

La fuerza, la brisa, el paisaje,
los ecos silbantes
del viento del sur,
la luz de la luna y el sol.

Los unen en cotidiana existencia
que juntos y unidos,
el destino ha querido,
que sufran y vivan de amor.

Rosal de los sueños,
que llagas el torso de espinas,
de rosas piadosas de flores carnosas
que besan amores de piña.

Tus labios granates
como los de cualquier amante
se enredan al aire y la tierra,
se esparcen de bella pasión.

Tus cepas se arraigan
también en la tierra
al abeto pinsapo,
sintiendo y amando.

La vida y la savia
la dicha del tiempo,
La mano de Dios
en su bella creación.

Tus hojas exhalan
olores silvestres
fragancias de rosa y de pino
de sabía que sangra de espino.

Pinsapo florido
entre tus ramas preñadas de rosas
relajas los sueños de aves,
que duermen sus noches.

Palomas torcaces, golondrinas,
calandrias viejeras,
ruiseñores que cantan
buscando pareja.

Árbol de mí soñada arboleda
quisiera esta noche,
cautivarte en mi sueño,
vagar con tu aire.

Sentir el aroma de rosa silvestre,
mecerme en tu verde,
lidiarme en tu sueño,
y contarte una historia.

Hay una alondra,
que vuela distante,
que surca los mares,
y se enreda en el aire.

Buscando en su nido
la paz el sosiego
y al pájaro buido
de amor encendido.

Que siembre en sus días
el fuego y el aire,
a ver si en tus ramas
se posa una noche.

La alondra viejera
que ando buscando,
sabrás enseguida quien es,
no es un ave cualquiera.

Si llega y enreda
y alborota su risa
y duerme bien alto
bañada de estrellas.

Haciendo poemas
de rimas con luna
de menta y albahaca,
de aire y canela.

Bebiéndose todo
lo que rima y canta,
sabrás que es ella
la que viste y calza.

Pinsapo florido dile que un día,
un peregrino con hojas de olivo
y la frente perdida
en la aureola del alba.

Pregunto por una alondra
una bella calandria
de tierras del sur,
de marismas y aguas.

Y dadle estas hojas
ungidas de aceite
que liberen sus sueños
profundas del alma.

Pinsapo florido recuerda
que ella no tiene un rosal
que embriague sus noches
y acompañe su pena.

2 comentarios:

  1. Bello poema, amigo.
    Un paisaje delicioso y que se disfruta con su aire puro y entre la vegetación.

    Gracias por tu visita a mi blog y tus consejos sobre el Contador. Ya lo coloqué y no sé cuán exatos pueden ser... En realidad puse 3 contadores y todos tienen diferencias... jeje.

    Lindo homenaje para la tierra de Medianoche.

    Un abrazo.

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  2. Cuando la esperanza vive en el alma, vemos más allá de lo habitual, como reza esta hermosa poesía que deleita.

    Besos

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