jueves, 4 de diciembre de 2008

La misma cantinela


La misma cantinela



El cielo esta difunto de candelas
la bruma envuelta en tinieblas
rocía el pavimento y el asfalto,
en la atmósfera acuosa centellean las farolas
diluyendo la fría noche de Diciembre.

Encaramado el paraguas
y embozado en un tres cuartos
el frio hiela las manos y las pestañas,
el paso presuroso se me hace irregular
sorteando a peatones, sombrillas y charcos.

Absorto en mí pensar
la mente me relata mi último caminar,
y debajo del pedestal
donde mis ansias te idolatran
pongo mi mano en la llaga.

En cualquier parte,
al doblar la esquina,
en el aire en la bruma en las hondas,
siento un vació,
que me turba, y me ahoga.

Parece que no he comido,
me siento lleno y vacio
visiono la catarsis de mi existencia
y tengo indeleble tu presencia.

El contorno de tu forma
el arrullo de tu sombra
el aroma de tus pechos
la fragancia de tu boca.

La sonrisa plena y ancha
que risueña a mi alma
la impregnación malvaloca,
la quimera de los sueños.

Los destellos que provocan
el influjo de tu iris,
la letanía de tus ojos,
pálidas gemas gentiles.

Tu mirada de verde oliva
que en mi sentir explosiona
los deseos de mi alma,
las pasiones encendidas.

Las hogueras que en la noche,
iluminan el camino.
de un encuentro ilusionado,
donde todo se fulmina.

Y las auras resplandezcan
con color de luz divina,
son los besos deseados,
la pasión que en mi suscita.

El impulso del amado,
el aire que respiro,
el pan que me alimenta,
el tic tac que sorprendido
circula por mis venas,
galopa y martillea.

Pensamientos y ambiciones,
sueños acariciados
que mi alma anhela.

El requiebro de la imagen
que se pierde con la bruma,
la ondina que la mente ilusiona,
su cabello fluctuante en el éter.

Mi alma etérea,
divagando emociones
al encuentro de sus labios,
la rana del cuento
se me hizo princesa.

Tus ojos pardos, mirándome,
y yo aquí a quejido,
de un dolor no sufrido,
que me ahoga y desespera.

Parece que no he comido,
parece que estoy sufriendo,
sin haber sufrido.
Será el amor
que nuevamente ha renacido.

2 comentarios:

  1. Qué buena poesía, un amor que ha renacido es una luz entre la bruma, bello amigo poeta.

    Besos

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  2. El amor que va y viene, aunque cuando se va nos parece que no habrá vuelta atrás. Pero el corazón siempre está dispuesto a estrenarse.

    Muy bello

    Un abrazo

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