lunes, 22 de junio de 2009

Sin melodía de piano


Sin melodía de piano

Perlado como un ánima blanca
penitencia el silencio
enclaustrado en el cuerpo,
en su sigilo recita tu nombre.

Perenne y crítico, su cilicio,
ejecuta, sentencia y cábala,
arremolinándose
en las corrientes del alma.

La ansiedad, cabalga sin mordaza,
se cabriola en la nostalgia,
es un jinete rabioso y pálido,
al encuentro de la nada
en las turbulencias del alba.

Huérfana quedo la noche
cercada en los salitres del silencio
solo un aire cálido y denso
a brisa los poros de la piel.

La boca seca,
amamanta sorbos de luna
destellos de la noche
que embriagan el querer.

Acre se siente la parda mirada aceituna
si otea ante los postigos de la luna
como se hacen indiferentes
los grilletes de unos iris verdes.

De menta, albahaca, de carmín anisado,
blanco tostado y brillo de cerveza,
montes de nata, con guindas de frambuesa,
tu vientre endiablado anida efervescencias,
catarsis de amor y oleadas de pureza.

Oceánicos Isis, carburos de un abismo,
resucita el cuerpo de tu amante
que yace inalterable en una estrella sin nombre,
esa que cada noche destella en tu horizonte.

martes, 16 de junio de 2009

VENUS


VENUS

Expansiono la mirada al horizonte
y el mar y el cielo me acogen
en su transferencia azulina
su influjo me vaporiza.

Me licua el motor interno
me desgrana gota a gota
escarchándome por dentro
cedula a cedula.

Me diluye en pensamientos
y oleadas de feromonas
que transitan heterodoxas
hasta el vacio de tus brazos.

Remos amputados de alabastro
que en otro tiempo amaron y abrazaron
y hoy solo quedan en la imaginación
de las extremidades fantasmagóricas.

Aquellas que se nutren de fantasía y amparo
que desdeñan, acogiendo y abrazando,
tus brazos finos de aire de soplo de viento,
que ahogan instantes y claman silencios.

Venus de piedra, diosa marmórea,
Afrodita del amor y la belleza
donde quedo tu manzana pétrea
la poma dorada de pasión y nobleza.

Sintiéndose trémula la tarde calcina
dejando cenizas y gruñidos de olvido,
caricias de humo que retratan el alma,
de una mujer una Venus de Milo

lunes, 8 de junio de 2009

Mutismo


Mutismo

En la inconsciencia
de una realidad conclusa
se imprecisa las ilusiones
que emergen de los abismos.

El tiempo cíclico envejece
en los cielos de azul marengo,
sus agujas en la espera
se licuan ante la neblina espesa.

Molécula a molécula
se va perdiendo
esta arena movediza
que Cronos controla sin espera.

Las horas gelatinosas se columpian
en un va y ven intransitable,
adolecen en un presidio de papel
que fustiga el llanto y el anhelo.

Su carcelero atiborrado en melancolía
amarillea el recuerdo,
lo aloja a un presente
donde es reliquia añeja.

Quedo como mudo testigo,
o un arlequín de feria,
un esbozo surrealista
en el museo de las banalidades

Se arruga en los líquenes de un lienzo
martilleando palabras
que anuda al cordel de un pozo
blocando la azabache mirada.

Que obscena escaba
el fondo de su alma
la raíz no se taba y tampoco se tala,
crece en el fango lodoso de sus lágrimas.

Floreciendo virginal
en las lagunas del atisbo,
como flor de loto callada
papiros de verde trama.

Que están por escribir
las sonrisas y lágrimas,
sondando a la vida
a ver que le depara.

Caminitos fecundos
de amor pasión y grana,
espigas por compartir
si al comer no te atragantas.

Flores fatuas
caminito de cipreses
hormigón y lapida
y si hubo amor, alguna lagrima.

martes, 2 de junio de 2009

Mariposa de ojos verdes


Mariposa de ojos verdes




Lánguida se dilata tu pupila
si exora sicario a un sentimiento
que me labra y me transita
sin aflicción ni lamento.

Se mofan las clorofilas del iris
a la extensión del follaje verde
que en primavera compiten
a los ojos que te sienten.

Y así la mistura y el verbo
el desagravio y el anhelo
tu sed y tu silencio
la mirada copando el cielo.

Tu corazón en abierto
se engrana a otro misterio,
de un satén en terciopelo
y un sol muriendo.

Difuminando su sangre
en hilaturas granates
mientras que en el limbo azulino
un mar artificioso y mullido
engulle su sangre
y se traga la tarde.

En esta mirada
hay todo un universo,
y una sentencia verde
que deshollina versos.

El sol en su ocaso se acuna
a esta mirada escabrosa
y el hastió la siembra
de azafrán y amapola,
le cubre la cara
con un velo rosa.

Y su alma ceniza se a liria
a la noche noctambula
y luego se hace crisálida
batiendo en el aire un ingenio de niña
de alas blancas y alma de mariposa
libando a las rosas como si tal cosa.

Murieron lamentos,
Quebraron suspiros,
y el éter se embriaga
con ilusiones de un niño
mirando a unos ojos de verdes teñidos.

Que desposeído tildaron al eco
de un corazón compungido
que muere de sueños no compartidos
en tierras de calma y sangre de olivo.