domingo, 29 de noviembre de 2009

Escandallo


Escandallo


Venturosa ingenuidad
derrama la inocencia
cuando se atisba la razón del ser
en los aforismos de los sueños.

Exorados los deseos
merodea penetrable el incienso
que trasfieren las feromonas
ligadas a un sentimiento,
y aleado a un lamento
Que se hilvana en los bucles de tu pelo.

Se eclipsan la musicalidad de las palabras
cuando a tu oído arrullan y claman,
y su voz se desparrama
al no incluir en el pentagrama
las notas de tu eco.

Oraciones sin palabras
que habitan en el pensamiento,
crucigramas que en los vientos
exoneran los supliros,
notas mudas sin eco.

Minucias del tiempo
de un reloj que no engrana
y su péndulo se atelaraña
en una arena que se hace grava
en la estrechez de los silencios.

Ensordecida la plegaria
se hace niebla temerosa
y como canto de la lluvia
esta letanía moja
en las veladuras del destino.

Pues no siendo yo tu sino,
aunque mi empeño se obstiné
y mi alma se recline,
al encaje de unos ojos
moribundo me encadeno
en las brasas de tu fuego.

Empacho de mezcolanzas
que al bromuro de tus sienes
mis labios se detienen
enlazados a mi labranza
cautividad que me abraza
al hostigo de trigales verdes.

Aunque luego el estío
haga de las semillas granas
los óvalos dorados de trigo
sean el pan que me alimente
la lavadura que me fermente
tiñendo de colores albas
los destellos de tu aura.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Premisas coralinas


Premisas coralinas


Punzante llama
que alumbra y quema tu alma,
en los rescoldos de su fragua
todavía quedan ascuas
que asolan las horas albas
en los amaneceres de índigo y ceniza.

Colorea el añil del cielo
en los anaqueles del Odiel y el Tinto
culebrea en sus riveras
retazos de un océano
descubridor y Colombino.

Iris de esmeraldas impregnan sus orillas
Inducciones de unos ojos
de fandango, seguidilla y castañuela,
ojales de trigales verdes
enhebrados de poesía
de un alma de mujer que escribe
con la tinta de sus venas.

Cenicienta que brega la existencia
con un canto de sirena
de la injusticias brota su rebeldía
y una pena que enarbola
escondida en su intestino.

Campos de fresas
purificaban a unos labios
que perdieron la inocencia
disipando la niñez
consumiendo la adolescencia,
y hoy queda fatuo
y perenne en la añoranza
el labriego que a esos campos
dedico su vida plena
cultivando con amores
a la fresa y la sirena.

Se acunan moribundos
el placer de aquellos años
sobre la seda de unos labios
cálidos y carnosos
de una dama de frambuesa.

Natura lunar con tres candelas
tatúan sobre su hombro
los sueños de las estrellas.

Tornea su torso la blanca cera
y dos montes de nata
encumbrados de canela.

Se ciñe el sol en los mechones de su pelo
que en cascadas de fibra
se ondula a su espalda.

Mujer menuda y elegante,
fantasmagórica sílfide del aire
se quebró tu barbilla
en los cráteres lunares.

Tu tez palidece al sonrojo del destino
envolviendo a tu sino
en los canticos del agua,
por eso te hechiza la lluvia
y tu lagrima te amansa.

Creíste perder la esperanza,
y no te distes cuenta
que la llevas estigmatizada,
ojos verdes de mar de alga,
tu corazón no lleva sangre,
si no savia de menta azucarada.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Cantos del agua


Cantos del agua

El ocaso tibio de la tarde
a naranja la espesura del cielo
y mansamente se expande
en un manto zaino
fundiéndose al negro.

Selene,
resplandece de hermosura
y su influjo de luna
me embruja mutante,
a las orbitas de unos ojos
que me hieren en su bogar.

Dos óvalos espiritosos
orlados de cabellos de seda
se alean junto a la marea
de una mirada felina.

Espliego que tonifica mi alma,
y me arrulla el sentimiento,
quebrando mi entendimiento
en esos faroles de hiedra.

Carburos de menta acida
alborean la noche ánima
fresando a la madrugada
retazos de carmín cereza.

Las pupilas se hicieron algas,
en los estanques del agua mansa
y las ovas de su iris se espesan
de tinta inyecta
de un corazón de menta.

Se riza en el aire una sonrisa tierna
que nace de los umbrales
de una noble hembra,
mujer de almizcle,
que perfuma la ausencia.

Tu, fantasmagórica ilusión,
mujer de papel de charol
que pintas de pasteles
los mares y los cielos
y te guardas el abismo y la ceniza
en tu fuero interno.

Eres como el clown
que dibuja su sonrisa
con un color alegre y tierno
y en las comisuras de los labios
apunta el luto y el destierro.

Tiñes la vida de glucosa azucarada
y en el fondo de tu lágrima
se perla la sal amontonada
de los lagos que se ciernen siempre verdes.

Ruedas por los ciclos de un abismo
donde se desmorona la esperanza
en las liturgias del olvido.

Tu, mujer sin nombre
doncella del aire,
eco del viento,
paladín de mi historia
y Dulcinea de mi verso.

Solo tú sabes quién eres,
solo tú sabes que has hecho,
cantarina agua del silencio
en mi vaso se ahoga un te quiero,
murió seca la flor de lo adverso