jueves, 19 de mayo de 2011

Encuentro en Marzo


Encuentro en Marzo


Se tejía la tarde
de celestes, terrosos y verdes,
bucólicos caprichos silvestres
enaltecían el paisaje.

El cielo pulido,
manchado de grana y bronce
respiraba olores de jazmín y azahar,
susurros del aire enhebrando fragancias.

Su tul vaporoso hilaba
filamentos de rayos de luz
tornasoles en un cielo plomizo y lechoso
a través de un tamiz de cristal.

El sol herido de muerte
agoniza como el fénix
en su parvo patíbulo del ocaso.

El horizonte sangrado se deshilacha eclipsado
en los tragaluces de tu ventana,
sus labios ardientes traspasan
las ondas traslucidas de tu cuarto,
y enamorando el espacio
se mecen con la silueta desnuda de tu cuerpo.

Mirándote en este espejo,
una templanza recorre tu seno
de carne carburo y fuego.

Detrás de la ventana
contemplas aquel cortejo,
como la tarde moría,
como la pálida luna sufría,
esperando a horcajadas la agonía del esposo.

Selene de apoco se enciende
sobre un cielo enlutado
las brillantes estrellas le miran,
en esta noche de Marzo.

Ya empieza el cortejo del amante al amado,
las magnolias traspiran, ilusiones y cantos,
la radiante luna se vistió de punta en blanco,
fulgurando en sus cuencas dos perlas de llanto.

Ya te venció el sueño
que te supo a nana,
y unos ojos pardos en la noche avanzan
ya duermes mi amada
entre sedas blancas.

Ya mi alma postrera
te vela en tu almohada
ya solo hay dos almas
que se buscan y abrazan
y se funden dichosas
en un trémulo beso.

Ya niña ya,
llego los claros del alba
ya niña ya
desperté de my sueño.

domingo, 1 de mayo de 2011

DESIDIA


Desidia


Embargado en la ambrosía del deseo
intento liberarme como un reo
de la ansiedad de su boca
y el influjo a su cuerpo.

Dualidad analítica del pensamiento
que idealiza el entendimiento
entre la idílica mujer, y la carnal hija de Eva.

Plegarias para mis actos,
quimeras emponzoñadas
de catarsis para un dilema.

Verbo que a mi verbo habita
estigmatizando al espíritu
haciendo de sus llagas una cruz en el silencio.

Diáfanas siento las claraboyas del alma
si en la distancia y al alba
se enredan en la cavidad de su pecho.

Caricias de alabastro modelan las manos
que hirvientes se derraman
en las rosas de sus senos.

Palabras de satén agasajan su oído
y en la pulpa de sus labios
crece un néctar mal herido
por saetas de Cupido.

Oceánicos ojos verdes
despotrican misterio,
oleajes de esmeraldas
nublados en un mar de argento.

Se fueron perdiendo en la bruma
en la maldad del tiempo
y hoy truenan en mis oídos
la pequeñez del silencio.

Fugaz pasa la estela
de una sombra que en el viento
revolotean vivencias
de unas hojas que cayeron.

Ya por ti no muero,
hiperbóreo me alejo del sur
oxidado en un búnker de acero.

Néctar para los dioses
y alas de cera
para el que quiso tocar las estrellas.

Solo me queda la niebla
y el brocal inexplorado
del reverso temeroso.

Parece que me miran leñosos
aquellos ojos feroces
envueltos de menta y argento.

O quizás sean dos verdes hojas
que mece el viento
entre fandango y lamento.