lunes, 6 de diciembre de 2010

PERFIDIA


Perfidia

De añil y argento se reviste el cielo
en las cimas de las montañas,
el horizonte granado
perfila la sierra desmembrada.

De apoco,
la tierra bosteza en las sombras,
y unas culebrinas de luz incandescente
tintinean en la distancia,
nos cuentan de los pueblos
que se pierden en la promiscua noche.

El cielo se lamenta
circundando los barrancos y montes,
truena y relampaguea, destellando la ciudad,
gime placido sin consuelo
mojando todo debajo del firmamento.

En los cristales me escribe
con su tosca ortografía de lagrima
y el vaho se empeña
en deshacer su mensaje de agua.

En las catacumbas del silencio
se desfloran las palabras
se lidian las ondas fónicas
que salieron de las gargantas.

La encrucijada del alma
se desliña de sus renglones
y solo en las sabanas cautas
se pliegan los corazones.

Mirándose el esqueleto
no se encuentran razones,
que con tanta cal y hueso
me lleno de tribulaciones.

En el que hacer diario
la armadura protege del extraño
mientras que dentro del yelmo
el pensamiento se oxida despacio.

Mistura para mi sangre
de rojo y verde veneno,
que andan sobre mis venas
caprichos de amor y duelo.

Fantasmas de luz que flotan
sin ánimo de realidades
orquídeas de unos ojos rotos
en campos de soledades.

El viento me silba una nana,
le acompaña el redoble del agua,
y yo cansado en la cama,
cerrare los ojos hasta mañana.

sábado, 20 de noviembre de 2010

DE TU A TU



Me desnudo a ti
en un quebranto
Y aunque no tengo voz
Hoy te canto.

Me infundo en tu medula espinal,
me albergo a las cavidades de tu vientre,
me calzo con la horma de tu zapato,
y me cubro con tu epidermis.

Murmuro, suspiro, exhalo y rezo,
y con el aire que me sobra
aun bostezo.

Soy parte de todas las partes de tu cuerpo
aunque solo sea un susurro
una bocanada de aire fresco.

Soy paciente e intransigente,
y respiro del aire que oxigenas,
si me colmas de amor amo,
si me ignoras, me envenenas.

Si me piensas hermoseo
floreciendo en tu ser,
si me guardas y me añoras,
soy el vino que envejece,
soy el pan que te fermenta,
soy la prudencia analítica
que nivela el fiel de tu balanza.

Soy el sumiller del sentimiento
y un gourmet de los sentidos,
y navego por tu sangre y tu cerebro,
por tu pasión y tu sexo.

Soy el tacto en tus manos,
la caricia en tu adentro,
que te anhela y te pliega,
te sostiene y te dibuja,
te da forma y te moldea,
convirtiéndote en gran mujer.

Soy el tic tac de tu pecho
ese musculo insatisfecho
que te alimenta por dentro,
sublimando los sentidos
izando el sentimiento.

Soy lo terso de tu piel,
y estoy en el marfil de tu hueso
y en la mueca de tu sonrisa
en las moléculas de tu pelo.

Soy tu cándida boca,
y esa lagrima que se provoca
rodando en un mar de sueño.

Soy el horizonte de tu anhelo
la brisa el mar y el cielo
tu ovario y tu pensamiento
tu matriz y tu desvelo.

El iris de tus ojos
la visión de tu retina
la piel de tus labios romos
y el sabor prófugo de tu boca.

Estoy en la risa fresca
de tus labios carmesí,
en esta plegaria,
que habla y dice de ti.

Soy el pensamiento
que tienes en este momento
y tu cara de extrañeza,
y ese haaa que lanzas al viento.

Soy tu dueño y tu siervo,
estoy entre tu yo, y tu ego,
soy el mayordomo de tu hacienda,
y lapido o administro
según tu conciencia.

Soy yo misma quien te habla
y quien escucha la plegaria
de quien a veces dudas y otras callas
y muchas veces me preguntas,
¿dónde estoy?

Soy tú, la que ríe y llora,
la que viste y calza
quien enferma y ama,
y te dicta lo que escribes.

Y te envuelve en palabras,
en afectos y emociones,
quien se enfada,
y sueña contigo cada noche.

Tu sombra, tu corazón, tu alba,
quien te da la razón
la personalidad y el habla
y te juzga a veces, con severidad y castigo
y te lleva por las sendas y los caminos.

Soy tu sueño, tu fracaso, y tu gloria
también tú esperanza,
tu luna, tu cielo, tu estrella.

La gaviota, la mariposa y el felino
soy la piedra y el agua,
el buen amigo, el cordial vecino.

La habitante jocosa,
la militante utópica,
la voluble mariposa,
y la amante poeta.

La ciudadana del mundo
la marioneta rota
tu reflejo ante el espejo
la sedienta justiciera
la impecable revoltosa
defensora del amor.

Soy la intrépida,
la bohemia, la loca,
la cuerda, la amante,
la hija y la hermana,
soy quien soy,
y a veces no soy nada.

Soy tu alma tu espíritu
tu conciencia, la espantada del dolor
la incógnita de tu dios
que hoy me pongo en letra
para que no dudes.

Humedece tus labios,
y en un pliegue de tu brazo
sopla despacio, y siente mi beso,
si le das tu aliento,
me encontraras en tu piel.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Desde my ventana


Desde my ventana


Cúmulos plomizos hilados de algodón, se rinden a un nuevo Sol que despierta hiriente desmarañando las tinieblas.

Se recorta en el horizonte, cordilleras y montes entre un paisaje alfombrado de olivos.

Lomas preñadas de negra aceituna, maduran en su regazo los sueños oleos del campesino,

La tierra huela a mojada, con un aroma que exhala la sed de la ocre tierra.
Las plegarias del pueblo fueron satisfechas, rogando a la virgen de Guadalupe la patrona de esta tierra , San Isidro y Jesús el nazareno, llamado el de las aguas, en esa semana tan nuestra.

Entre lomas, el arco iris se muestra en su grandeza, consolidando el pacto con Dios, pero solo a medias,
que no se embarren los campos, y la cosecha sea buena.

Las torres de las iglesias, raspan desafiantes el cielo
coronando con la cruz estas tierras fronterizas,
reconquistadas a la media luna allá por el Medievo.

La forja y el bronce tildan a toque en alguna que otra campana vieja, llamando a los feligreses a misa nueva.

La ciudad madrugadora se despereza, y el Sol embozado entre las nubes hace guiños radiantes en las plazas y las callejas.

El aire es templado y húmedo, trayendo en sus efluvios paladares de humo.
hogueras que se alzan al cielo dibujando en su enredo filamentos blanquecinos.

Hogares de pestugas y ramón que en el campo calientan a cuadrillas al son del crispar en la candela el chorizo y la morcilla, es la hora de un tente en pie a la espera del descharche en la madera.

Viejos troncos retorcidos se acunan a la tierra, enfilados a sus lomas hacen mares en nuestra tierra.
Verde que te quiero verde, verde trigo y verde rama, como dijo el gran poeta.
En tus olivares se acaricia la fragancia y la nobleza.

La aceituna amoratada se va sorbiendo los soles junto a la verde y negra va collendo en los montones.
Apaleada la arboleda, respinga los nuevos brotes que con esmero y cariño prometen nuevas flores.

Los ecos del viento traen cantos de gorriones y algún que otro zorzal prendado de mil amores.
Las palomas de las torres vuelan en bandadas,
y en las rutas del otoñal hacen expertas picadas buscando el sustento de la mañana.

Al otro lado de la calle, frente a mi ventana,
hay un gato que se acicala, se lame con parsimonia, en la cornisa de un tejado, mientras un perro le ladra pensando en un buen bocado, y este indiferente le mira desafiante, sabiendo que no pasara nada.

Un murmullo a motores ronronea la ciudad, la gente corre al trabajo, se desplaza de aquí para allá y en la urbe mañanera,
a las puertas de los bares hay un tufillo a café y tostada regada con oro verde.

Los tejados son un puzles de ocres rojos y amarillos, por donde se deslizan trémulas las ondas sonoras de reloj de la torre, atalaya horaria mitad mora y cristiana estandarte de la ciudad amurallada.

Dan las ocho, y en la plaza las campanadas se disuelven al medrar en los soportales.
El Sol dibuja, de luz y de sombras, los espacios detenidos en las nubes

El tiempo quedo detenido, y vienen a mi mente, un ramillete de recuerdos. Un olor a pan nuevo y calentito, dos ochios a la barja junto a la botella de anís con vino, un clarete del pueblo vecino.
Arrieros y muleros esperan la orden del guillo, cargados con todos los aperos , el cribon y los mantones de vieja lona de hilo, las varas de castaño entrelazadas a las pleitas.

Algún que otro serón para aprovechar el camino, al pudridero de estiércol para abonar los olivos.
El lucero matutino me recuerda aquellas madrugadas de frio,
y unos ojos de cándala me enervan y me quitan el frio,
¿qué será de aquella moza? ¿qué será de su historia?
¡ donde quedo aquel cielo ladino!.

Donde perfumara ahora la rosa, de aquel pelo etéreo y fornido, habrá encontrado ya el perfume su esencia milagrosa.
sigue con sus espinas, tan delicadas mi amiga Rosa.

Aquella mujer moruna que regalaba en los otoños violetas, y pisaba alfombras de orquídeas.
Aquella mujer misteriosa, que no hablaba de amor, sino de entrañas.

Aquellos labios ardientes, que decían te quiero, aquella voz misteriosa, que se helaba en las sombras.
Una mujer felina, que te arrulla, y al mismo tiempo te araña y te odia.
¿como termina la historia?
que no sea tiempo perdido.

lunes, 1 de noviembre de 2010

LAMENTO


Lamento


El ocaso milagrea
tintando al sol
herido de muerte
en su camino al cadalso.

Truncada la luz gualda,
fluyen impenitentes
por sus venas desgarradas,
rayos púrpuras y naranjas.

Ante el crepúsculo, pálida la luna
se va engalanando de argento,
en su vientre plomizo
germina la luz del holocausto.

Coqueteando entre las nubes
las aves vuelven a sus nidos
y el mar borracho de matices sangre
se va enlutando despacio.

Un manto aceituno
sobrecoge la bóveda quemada,
Selene en su esplendor
despliega su bata estrellada.

El sueño avanza
engarzándose a la noche
con mucha fe y sin reproche
se filtra en el horizonte.

Las estrellas solitarias
taciturnas me acompañan
y una rosa que no nombro
se me va haciendo dalia.

Hombre solitario
paciente y guerrero,
la fe y la esperanza
tus armas y credo.

Hembra que en duelo
espera en los labios
la fragua de fuego,
la holganza que el alma
destiñe con besos.

Mi mano y mi daga
mi puño de acero
derviche deseo.

Se enclaustran en alma
en voz de jumento
en trueno que brama
amor traicionero.

jueves, 14 de octubre de 2010

Transito


Transito


El mar se almizcla de luz
de yeso de tinta y de sal
bebiendo en aguas de cobre.

A mis clamores
les pongo alas
y el rostro de una dama
con dos circonitas algas.

Se oscurecen mis canas
y se tiñen con un tiempo,
donde el reloj se mece
en fantasía de pigmento.

Se embriaga el cielo
de matices lunares
de sonrisas y gestos
y atardeceres glaciales.

Abraza la noche
una fría calma
un sentir ceniciento
una huella en mi alma.

Y yermo se ciñe mi plexo
al eco del viento
cargado de tinieblas
en esta anochecida otoñal.

La pálida bruma
garabatea en el éter
unas siluetas de nácar
engalanadas de tersura.

Enmarañando a las neuronas
mil voces me silban las ondas,
peregrinando a escondidas
las redes de la memoria.

Sonando en mis adentros
cálidas, felinas, amorfas,
yacen en mis sentidos
como rogativas dactilares.

Relampaguean mis impulsos
más tiernos y carnales,
voces de hembra,
que ríen, gimen, suspiran y callan.

Interludios pasionales
que brindan las hojas de otoño
en su lenta caída de los arboles.

Voces me hablan
en los recodos del camino
sedando a mis oídos
y ondulando el aire.

Ocurrencias del espacio
que transitan en la mente
enajenando la ansiedad y la memoria.

miércoles, 30 de junio de 2010

En el silencio


En el silencio

Sirena que quedaste varada
en el mar de las ausencias,
ya tu canto no declama
el tic tac enamorado de tu pecho.

Cuando callas
alimenta el olvido tus venas
las palabras se oxidan en el aire
y tu corazón barre
el sentimiento entrañable del camino.

Lidian tus ojos verdecidos
el azúcar que induce mi boca
y la hiel que a mis labios provoca
aflora la escarcha del silencio.

Estepa que cubre la atmósfera
vestida de holganza azabache.

Cuando callas
la esperanza destiñe su lienzo
la luna no quiere ponerse
su largo traje de cola,
y un aluvión de pena me envuelve
queriendo sentirte al oído.

Cuando callas
el eco profundo del mar
me suena a vacio
y una caracola me canta sin tino.

Ulises reclama tu canto
amarrado al madero,
para que el mar amaine,
y las olas me lleven tu espuma
y la espuma sonorice tu canto.

Sirena tu clavicordio dorado
se enredo en el mar de los sargazos
y la melodía que toca
solo se escucha a tu lado.

viernes, 14 de mayo de 2010

Me sabes a menta


Me sabes a menta

Bajo un cielo gris marengo,
dormita la tarde en la nublosa bóveda,
sus pinceladas a plomo y albero
esbozaban un recuerdo
en la antesala del anhelo.

Mis huesos se ciñen al esqueleto,
mis brazos atropellan los encuentros,
mis labios saborean el recuerdo
y el gusto enhebra agua salada de misterio.

Sus almendrados ojos
navegaban por mi rivera
son los espejismos en mi remanso,
sus manos de calizas
pincelan el atrio de mi espalda.

Es su cuerpo de amapola
el canto de mi plegaria,
y sus labios incendiarios
una marca y una llaga
que atormenta mi requiebro.

Ya su acero no es de hierro,
y su verbo a roído un hueco,
la cal calcifica mis venas,
y aquel musculo inquieto
arto de latir
se siente compungido y yerto.

Paseaba la añoranza
por la calle melancolía
y el impulso de mi garra
tildaba una puerta que no era mía.

La inquilina de aquella casa
en la sombra se desvanecía,
aunque los regueros de mi alma
todavía la poseían.

Sonaba su sonrisa
en los albores del camino
y su luz y su tierra
florecían las riveras del destino.

Ya su pasión sea destilado
y su fulgor quedo perlado,
pero todavía en las noche del verano
me agita el olor de las magnolias
y unos ojos desbocados
que se impregnan de la hierba.

jueves, 15 de abril de 2010

AUSENCIAS


AUSENCIAS

En esta noche febril de invierno,
su ausencia me vino a buscar
y en el cajón de los recuerdos
se amalgama la tristeza y la ansiedad.

Son las notas musicales
interludios pasionales
cadencias que se ondulan en el aire,
misturas que languidecen al oído.

Los suspiros y las pasiones
son esas emociones
melosas del recuerdo,
circunstancias ya vividas
que nos tocan en los ojos.

Y al hacerlo, se abren los registros
y aparecen las ilusiones,
las imágenes fantasmales
que al instante anidaron
de entre el fondo del recuerdo.

Se quedaron indelebles en el alma
como esencias o efluvios narcotizantés
que trasformaron sin querer nuestras vidas.

Fueron alegrías
también fueron llanto
capítulos de un libro
ya escrito por la historia de la vida.

Eso besos de pequeños
tan hermosos
que nos daban nuestras madres
los besos amorosos de los amantes.

Los te quiero furtivos
de una noche de verano
los cuentos que narraban los abuelos
esos instantes placenteros
al descubrir el sexo.

Los amores impasibles y retorcidos,
esas cadencias de afectos,
las hojas del otoño que lapida el tiempo
y desojaron los amores yertos.

Fueron risas de los niños,
fueron llanto por los muertos,
espíritus rebeldes que se aferraron a la vida.

Rosas de pasión
flores deshojadas de un sí o un no,
tierra que a la tierra, vuelve un día,
un reloj que con el tiempo agoniza,
fuego que al cuerpo quema y aniquila
calaveras y cenizas.

viernes, 19 de marzo de 2010

Erase una vez que te quise.


Erase una vez que te quise.


Quiero mirarte con ojos nuevos,
regocijarme en la presencia de tu semblante
y enmarañarme en los enebros de tus pupilas.

Besar tus angulosos arcos
fundiendo tu carmín de angostura
difuminado al calor de mis labios,
desvelar la ansiedad del deseo
degustando lo que tu boca encierra.

Abrasándonos en lenguas de fuego
mitigando las liturgias del anhelo
sonrojando también a mi adentro.

Con los gozos de la luna
sentir tu rostro en la penumbra,
tu perfil dibujando estrellas
y tu silueta rebozada de luna,
será el farol de mi proa.

Contarte secretos sinceros
susurrados en tu oído,
besar con los labios mojados
tu lóbulo serpentino,
y luego exhalarte
con un gélido viento del norte.

Después impregnarte,
mi vaho llameado del pecho,
sonando rotundo
un profundo te quiero.

Enhebrando tu alma a la mía,
zurciendo con mucho cariño
todos sus desacuerdos.

Juntando bien las mejillas,
sentir tu pelo revuelto,
tu mano cogida a la mía,
la noche moruna cubriéndonos,
y yo, desperdigando versos,
vaciando las sombras del alma,
y contando cuentos.

viernes, 26 de febrero de 2010

Agoniza la tarde


Agoniza la tarde

Agoniza la tarde
preñada de cobrizos anaranjados,
el horizonte granado
aborrega las cumbres del cielo.

La mirada se funde en el ocaso,
y oculta a este laberinto fatuo
la añoranza se desgarra,
vistiéndose de melosos iris verdes.

Indulgentes las nubes
se impresa en mis pupilas,
y una imagen ancla,
sus cenizas albas,
labra el sol,
las hendiduras de tu aura.

De los adentros,
un dolor seme derrama
y crónicos mis arcos desfallecen,
envidiando a otros labios,
ansiosos de su porte.

El canto taciturno de tu pecho
vagabundea por las moléculas del viento,
y este martilleo de galera,
corea, mi sístole y mi diástole.

Vaivén que estremece mi cuerpo
por los andamiajes del aire,
escariando tú piel en mi hueso
ansioso de un te quiero.

Filamentos ordeñados
de un sol que te traspasa
son los orgasmos de luz
que a mi alma abraza.

Retales ajironados
de un perfume sudor y lagrima
almizcle de los sentidos
fluidos de tus entrañas.

Caramelizada la pasión
se hace un cristal que raja,
fue tanto su dulzor,
que amargo su azúcar quemada.

Por eso quiero beber
de las aguas de tu cielo,
que desempalague mi garganta
y refresque mi cerebro.

Agoniza la tarde en un cielo índigo,
mi corazón sangra,
como este sol que se nos ha ido,
mañana la aurora estará conmigo,
pero tú ya te abras ido.

jueves, 4 de febrero de 2010

Volar


Volar


Oí al viento bronco del sur
quejarse en las melodías del aire
su lamento de sirena
se des salina por mis riveras.

Me trae los ecos de un mar
de luz y de arena
y el bogar de una gaviota
jugueteando al pairo.

Con un latido de corazón que sangra niebla
a las horas mortecinas de la tarde,
con el fluir de la rima marinera
su niebla espesa se hizo sangre.

Volar retozando en el viento
anexo a las costas del ensueño
batir las alas
con la mente abierta al entendimiento.

Volar planeando en el azul intenso
sin la mesura de las horas
volar con alas de femenina esencia
que te hagan sentir mujer.

Volar hacia el crepúsculo de sol
sabiendo que eres parte de la vida
volar presintiendo la bondad de dios
como a tu alma regala su presencia.

Volar con la imaginación y el sueño
y ser protagonista
de la realidad tangible que te eleva.

Volar sabiéndote libre
pulverizando las cadenas que te atan a la tierra
volar en los espacios infinitos
acariciando la luz del horizonte.

Volar en las espesuras del abismo
haciéndole frente a la caída de las hojas
esas que otoñan
la invulnerabilidad de la inocencia.


Volar sobre todas las cosas,
porque no perdono
al que teniendo alas,
no quiere iniciar su vuelo.

Escuche al viento del sur
meloso alzar su ruego
y en su silbo tenebroso
se mancillaron los anhelos.

jueves, 21 de enero de 2010

Flagelo


Flagelo

Quiero someterme al aire
y al quebranto del eco
de tus labios mordientes
acariciando quiebros.

Que el viento me lleve,
a tus bordes sedientos
y en el umbral de la boca
se humedezca mi beso.

Resonando mí nombre,
en tu corazón inmenso
se filtre a tu oído
mi melodía en verso.

Que las palabras desnudas
aterciopelen tu cuerpo
y horadando tus senos
se almizclen lactantes.

Se propaguen las almas
en las liturgias del aire
y en el sentir de la esencia
se desborden sus mares.

Por los recodos de tu textura
piadosa enhebre mi romanza
y en el cabildo de tu fragua
se acere mi plegaria.

Atravesando esos luceros
anclados bajo tus pestañas
el pipermín altera
el fondo de mis entrañas.

La mixtura de la menta
a mi corazón encana
y a mi alma tarambana
sus iris verdes fermenta

Porque eres cielo
un copo de aire bresco
con sabor a sueño
que a mi alma alimenta.

Los redondeles de tu cuerpo
enervan los sentidos
que a los sones de suspiros
enmudecen la paz del alma.


De un cuerpo que me batalla
sin haberme sorprendido
arrastran conmigo las cadenas
de la ausencia que me atrapa.


Pues no te siento sirena
y tu luna no me aclara
si no más bien me espinas
y a mi cuerpo taladras.

Vistiendo a mi cuerpo
de cuero negro
me hago masoquista
de mi tormento.

miércoles, 6 de enero de 2010

Onírica luna


Onírica luna

Se atempera la vida
con una trazo de esperanza
y una caricia de ilusión
en unos brazos que me atrapan.

Hoy la luna se refleja
en el hondo de mi entraña,
quise ir a sorprenderla
y era un brillo de tu alma.

El reloj jira y jira
en su esfera de nácar
y sus agujas se enmarañan
se contradicen y abstractan.

Los lances de su péndulo
a mi corazón compasa
marcando un tic tac
de granates y tintes gramas.

Acuartelando minutos
mimetizando suspiros
así la noche me pasa
calcinando a las horas.

En una bruma exilada
al confín de mi memoria
aliñada de sosiego
con una pisca de recelo.

Los segundos me devoran
me transita la memoria
me centrifugan las ideas
y agrietan la sed de mi boca.

El tiempo se consume
me va comprimiendo el alma
y la extensión de las horas
eclosionan los sentidos.

Y en los iris de tus cuencas
se acuñan mis suspiros.
Tácita la noche brama
en los brazos de Morfeo.

Y mi sueño se escandalla
a los sones de un te quiero,
brocal que de tu pozo bebe,
aunque sé que está seco.

Hoy se dibuja la luna
en el fondo de mi alma
y su brillo me encandila
por venir de tu mirada.